- ¿Qué le atrajo del proyecto?
- Al leer el guión, me sedujeron dos cosas. Normalmente, en una comedia, los personajes femeninos son mujeres observadoras, aportan dulzura y sirven para hacer entrar en razón al hombre. En este caso, Joanna es uno de los motores de la historia. Aunque no lo consiga, esta mujer intenta hacer algo con su vida. Siempre me han interesado las personas que no encuentran un lugar; que quieren pertenecer a un grupo, pero no lo consiguen; que se esfuerzan, pero fracasan. Son muy interesantes. Joanna tiene algo de eso. Intuí que habría que ir más allá de la feminidad.
Y me gustó el espíritu de la película. Me gustan las comedias con trasfondo, y me parece que el humor es una forma bastante púdica y eficaz de comunicar cosas más profundas. En esta historia, todos los personajes empiezan con ideas preconcebidas, pero la vida va a enviarles en direcciones imprevistas. La adversidad puede obligarnos a descubrir otros caminos, a cambiar de modo de ser, y no nos viene mal.
- ¿Qué tiene esta comedia de especial?
- Aunque está construida con algunos de los códigos típicos del género, se abandonan para ir hacia algo más realista y más humano. Ella no es una belleza inaccesible y él no es un play-boy irresponsable. Joanna tiene una personalidad muy definida, como la tiene Julien. No buscan a alguien de quien enamorarse. Ella ha llegado a un momento crucial de su vida, puede que su sueño profesional esté a punto de fallar; él está de vuelta de todo, en parte debido a su profesión - ve a demasiadas parejas rotas -, y también porque está convencido de que da mala suerte a las mujeres a las que ama. Al conocerse y relacionarse, cambiarán la imagen que tienen de sí mismos.
- ¿Cómo preparó el personaje de Joanna?
- Joanna es una joven independiente y autónoma. Funciona por instinto, no es nada calculadora. Sabe que debe cambiar, que es hora de que su vida evolucione, pero no se atreve a dar el paso. El encuentro con Julien hará que aparte sus dudas y sus certezas. Me gustan las zancadillas que puede ponernos el destino para devolvernos un poco de humildad. Joanna deberá poner todo lo que sabe en entredicho. También me gusta que las circunstancias consigan que un personaje muy seguro de sí mismo empiece a dudar. En mi opinión, una persona no depende tanto de sus victorias, sino de la forma en que supera los fracasos. El papel requería una inclinación por la comedia y pude alimentar al personaje con actitudes, anécdotas y palabras mías. Nicolas y los guionistas nos dejaron espacio para hacerlo. Algunas escenas rozaban lo burlesco, algo poco habitual hoy en día, y disfruté mucho.
- ¿Qué piensa de la noción de buena o mala suerte?
- No soy nada supersticiosa. Como hija de médico, soy una persona pragmática y no soy de las que llevan amuletos. Más bien me gusta tentar a la suerte, pasar por debajo de las escaleras y bromear si somos trece en una mesa. Me parece que todo depende de cómo se definen las situaciones. Algunas catástrofes en realidad son oportunidades, todo es relativo. Aunque debo reconocer que ha habido ocasiones en que he tenido mucha suerte y otras, todo lo contrario. Pero la suerte o la mala suerte no guían mi vida.
-
- Háblenos de su relación de trabajo con François-Xavier Demaison.
- Nos llevamos bien inmediatamente. Es un hombre con mucha personalidad. Con él, la historia de amor parece mucho más real porque nunca la interpreta como una seducción superficial. Joanna y Julien tienen cosas que compartir, que hacer juntos. Me gustó la idea de que Joanna no escogiera a Martin el seductor - magníficamente interpretado por Raphaël, con un toque de ironía -, y que siguiera los dictados de su corazón. Era la forma perfecta para evitar cualquier tipo de lugar común, incluso con Raphaël.
François-Xavier aporta fragilidad y sinceridad a la relación. Trabajar con él ha sido muy fácil. Teníamos la impresión de ser hermanos, lo que nos permitió actuar sin falsos pudores, sin ambigüedad, para el bien de la película.
No hay comentarios:
Publicar un comentario